Reseña de la Carta Arqueológica de Yernes y Tameza

En este apartado encontrara una reseña de los restos catalogados que generan una gran curiosidad y deseo por ver todo lo encontrado. Esto nos acerca a otras culturas y civilizaciones que, como nosotros hacemos, han vivido en estos mismos lugares.

De los 27 restos que conforman esta carta, 20 de ellos se consideran inéditos. 

 

Se han documentado seis nuevas estaciones en cueva o abrigo. Una de ellas "La Cuova lábogau" a tenor de las evidencias observadas hasta el momento, parece ser un yacimiento paleontológico. En este pequeño abrigo se han detectado abundantes restos faunísticos, cementados en las concreciones calcáreas que se distribuyen a modo de testigos en las paredes de la oquedad, si bien no se ha localizado ningún elemento de factura antróica asociado a aquellos, no debe descartarse la posibilidad de que una exploración exhaustiva del enclave, pueda conducir al hallazgo de tales vestigios. 

 

"La cueva de La Media Luna" albergó en su momento un potente depósito, hoy prácticamente desaparecido, por efecto de las reiteradas extracciones de sedimento destino al abono de fincas, realizadas por los vecinos de la zona. Este hecho, frecuente hasta la generalización del uso de fertilizantes químicos de procedencia industrial, se constata también en otras cavidades del limítrofe Término de Grado. Se recuperaron aquí, en superficie, fragmentos cerámicos de filiación incierta, probablemente de cronología medieval, ya que una de ellas, muy alterada, se aprecian indicios de decoración incisa, con motivos verticales, realizados a peine. Así mismo se recogieron algunos elementos de industria lítica, diez piezas, entre las que destacan, en el apartado de útiles, tres raederas. Este último lote quizá corresponda a una ocupación del Paleolítico Medio o del Superior Inicial. 

 

En "La Cueva de La Matona", se recuperó un pequeño conjunto lítico, en el cual se aprecia una marcada tendencia leptolítica. El aire de esta industria nos induce a pensar que se trata de materiales del Paleolítico Superior. No obstante, el reducido número de piezas recuperadas, once en total, y la ausencia de útiles diagnósticos, no permite establecer un encuadre cultural más preciso del yacimiento. 

 

"La Covarona" en este refugio se encontraron 6 piezas, cuyas características sugieren, con las lógicas reservas, un encuadre cultural similar al de la cavidad precedente. El enclave sufrió una adecuación como refugio de ganados, que conllevó la eliminación de prácticamente todo el depósito de los 2/3 meridionales del yacimiento. El testigo conservado en el tercio septentrional, de notable extensión, aún alberga un nivel de ocupación, cuya potencia oscila en torno a los 20cms con abundantes restos de materia orgánica, óseos e industria lítica. La lectura estratigráfica del citado testigo, parece sugerir que este estrato de origen antrópico obedece a una consonancia con la localización del abrigo a 875 m.s.n.m. 

 

"La Cueva de la Prendada", probablemente fue utilizada como espacio sepulcral. La morfología de la cavidad poco propicia para el desenvolvimiento de una ocupación más o menos estable, así parece sugerirlo. Según refieren los vecinos de Fojó, existe un relato legendario, relativo a la presencia de un tesoro de polvo de oro, enterrado en la misma. Este hecho propició su saqueo por buscadores de "ayalgas", evidenciado por un gran hoyo en el área central del conducto. 

 

"El Abrigo de La Cuadrada", no deparó información suficiente para poder determinar su atribución a un momento cultural concreto. Este posee dos zonas bien diferenciadas en cuanto a su conservación. La mitad oeste del abrigo apenas presenta sedimentación, aflorando en buena parte de la misma el substrato calizo, probablemente como consecuencia de un proceso de lavado, propiciado por la reducida proyección que sobre ella tiene la visea. La mitad oriental ofrece por contra, una amplia plataforma, bien resguardada, en el cual se aprecia un depósito de notable potencia. Se cree que esta oquedad pudo ser utilizada en la época paleolítica por las bandas de cazadores-recolectores que ascendían por las cuencas de Cubia-Villabre y río Las Varas. 

 

El conjunto lítico de "Fuente Cimera", presenta similares interrogantes que los descritos hasta ahora, en relación con su asignación cultural. El lote recuperado alcanza en este caso las 53 piezas, a las que debe añadirse una raedera convergente lo que hace pensar, con las lógicas reservas, su pertenencia a un periodo postpaleolítico. 

 

"Los Túmulos" son el tipo de yacimientos cuantitativamente más relevante del concejo, (Túmulo: sepulcro levantado de la tierra, amontonamiento de piedras y tierra que cubre una tumba y que puede tener cierto carácter monumental, costumbre funeraria ampliamente difundidas desde la prehistoria). Se han localizado 7 nuevas estructuras a añadir a las 3 ya inventariadas repartidas todas ellas por la mitad oriental del concejo. En términos generales, el estado de conservación de estos vestigios es bastante deficiente. Presentan hoyo de saqueo central y una pérdida parcial, muy acusada en algunos casos, de la masa tumular. A grandes rasgos, cabe distinguir dos grupos en virtud de su localización: las estructuras ubicadas en los laterales del "Camín Francés", en evidente relación con este primitivo itinerario- Llagos de ala Barrera, la Tambaisna y las situadas en el encuadre NE del Término. 

 

Se han localizado dos monedas inéditas del tesorillo de FOXÓ, dos follis de Constancio I "Cloro" y Maximiano "Hércules" respectivamente. En este lote además se han localizado 227 piezas y no es descartable que aumente su número, puesto que originariamente se recuperaron unas 600 piezas según el testimonio de los vecinos. 

 

Huellas de laboreo minero se encuentran en la conocida mina de "La Caven" la cual tiene unas notables dimensiones, en su escombrera se recuperó en los años 50, una moneda romana de época Imperial, lo que nos permite situar los trabajos en ella cronológicamente. 

 

Otros restos están en " La Sierra de Bustiellu" y "Corona" dónde se buscó con toda probabilidad, al igual que en la anterior, el beneficio del cobre; como parece denotar la naturaleza del substrato litológico de la zona en que se asientan, caliza gris del Namuriense. Se trata en ambos casos de ser meras tentativas prospectoras o bien extracciones puntuales sobre filones de alcance muy limitado. 

 

La zanja el "Regueiru de Valdemosela", probablemente corresponda a un beneficio de otra índole, el de mineral de hierro. No existen evidencias concluyentes que permitan atribuir estas labores a un momento cronológico concreto. 

 

En el apartado de antiguas vías de comunicación del concejo, cabe reseñar dos elementos, el Camín Francés y la primitiva red básica de caminos del municipio. El primero, un conocido ramal del itinerario de La Mesa, discurre por el extremo suroriental del Término, en el límite con Teverga y Proaza. 

 

La antigua red viaria del concejo cuya traza original probablemente se remonte a época medieval. Se trata de los antiguos caminos de Teverga y Grado, los cuales conforman un gran eje que cruza el término de N. a S., por su tercio occidental. En torno al mismo, se articulan otros ramales de menor entidad. La salida hacia el este se efectuaba por el camino de Proaza, que recorre de oriente a occidente el área central del término. Su excelente conservación, con grandes tramos empedrados ha sido posible, entre otros motivos, gracias a que la actual red, de creación relativamente reciente (posterior a la guerra civil), es de nuevo trazado en la mayor parte de su recorrido. Una excepción a este hecho, la constituye el tramo que comunica Yernes con el concejo de Grado, reformado recientemente, siguiendo el antiguo itinerario. Otros ramales, como los de Fojó y Villaruiz a Villabre, y el tramo comprendido entre el río Villabre y la AS-311, presentan circunstancias semejantes. 

Interesa destacar el gran conjunto etnográfico, de corros que alberga la Sierra de Tameza y aledaños, uno de cuyos elementos más singulares -el único de planta cuadrangular que se conserva en esta área- se encuentra en la campera de Cuallagar. 

 

En el Alto de Santiago se ha detectado la presencia de un interesante conjunto de edificaciones, de las cuales tan sólo se conservan algunos restos de las plantas y pequeñas acumulaciones pétreas, producto de su derrumbe. La citada agrupación estaba formada por tres estructuras, situadas junto a la conocida ermita de Santiago de la Roza. El único referente cronológico que poseemos sobre estos vestigios, nos lo proporciona un documento perteneciente a los registros notariales de la ca de Valdecarzana, fechado el 20 de junio de 1397, en el que se cita a la aludida ermita. 

 

La parroquial de Villabre conserva escasos elementos de su primitiva fábrica altomedieval, tras las sucesivas restauraciones a que se ha visto sometida. Se conserva únicamente una simple ventana al Oeste del presbiterio, algunos fragmentos de impostas y un poco de la bóveda de su etapa como monasterio prerrománico. 

 

En la capital se han documentado también elementos inéditos hasta la fecha, la construcción como "Casa de Ambrosio", por ser este último propietario, y la torre localizada en el barrio de Palacio. Ambas edificaciones han sido datadas en atención a la tipología de sus portadas. Estas, muy semejantes en los dos casis presentan notables paralelismos con otros elementos de similar factura conocidos en la región, cuyo marco de referencia se sitúa entre fines del s. XV y el 1ºtercio del s. XVI. 

 

La otra torre localizada en Villabre ha desaparecido, está ya se encontraba en ruina a comienzos del s. XX.